miércoles, 29 de septiembre de 2010

Estrés

Dormir bien es fundamental

Lo más recomendable es dormir 8 horas por la noche, y si es posible echarse una siesta de 20 minutos durante el día. Si los nervios y la ansiedad impiden que se consiga un sueño reparador, hay que ponerle remedio inmediatamente porque si no se descansa cada noche, el estrés se agudiza y se convierte en crónico.

Alimentarse con inteligencia

La primera recomendación es comer despacio y variado. Nunca se debe saltar una comida por falta de tiempo y tampoco se debe abusar de los dulces porque provocan una sensación placentera que sólo dura unos instantes.

También hay que olvidarse de los estimulantes como el café, té, chocolate, alcohol y tabaco. El estrés provoca energía sobrante, y no es necesario excitarse más.

Aprende a relajarse

Es importantísimo aprender a llevar el control de la respiración y recordar que se inspira por la nariz y se espira por la boca. Otra técnica que puede ser efectiva para conseguir la relajación es concentrarse en imágenes placenteras (paisajes hermosos, recuerdos de infancia...)

Buscar el lado positivo de la vida

Practicar el optimismo es una garantía de salud y la risa es sin duda el mejor aliado para aliviar la tensión. Aceptar los errores y reirse de si mismo con los demás es una costumbre muy saludable.

Practica deporte

Una hora de ejercicio al día ayuda a liberar la adrenalina y despejar la mente. No se debe competir cuando se padece estrés pero es ideal como afición. Practicar bicicleta, natación, running o artes marciales es muy beneficioso y más aún si se realiza en compañía.

Lógicamente a cada persona le atrae un tipo de deporte y aquellos que prefieran un plan más tranquilo prueba con el golf, los bailes de salón, el yoga, el tai-chi o simplemente caminar.

El sexo también mejora la salud

Al aumentar la producción de endorfinas, éstas mantienen tu ánimo elevado. Sirve como relajante, y aunque los problemas cotidianos, el trabajo y la casa te impidan pensar en él, es positivo dedicar tiempo a los juegos y a la pareja.

Aprender a contar lo que nos pasa

Guardar los sentimientos sólo servirá para acumular tensión que terminará explotando cualquier día. Los que exteriorizan sus emociones son los que menos sufren.

Dedica tiempo a tus hobbies

Concentrar la energía en una actividad relajante que te produzca placer como tener un perro o un gato también alarga la vida y rebaja el estrés.

Localizar el origen del estrés y organizar cada día

Lo primero es saber qué está desencandenando el estrés. La mejor manera de descubrirlo es escribir en un papel las metas y objetivos personales y como llegar a ellos. A las personas que son “de costumbres”, les ayudaría improvisar en su rutina y cambiar los horarios. Por el contrario a los que son poco organizados les vendrá bien llevar una agenda y seguir un horario.

Aceptar las propias limitaciones

Nadie es perfecto. Por eso es esencial aprender a decir “no” cuando nos veamos superados. Es mejor elegir la calidad a la cantidad en el trabajo. No es positivo crearse más obligaciones de las necesarias. Lo que sí que funciona es atreverse a dar la propia opinión.

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