El trabajo, en el que ha participado el Centro Nacional de Análisis Genómico (CNAG), cuya sede se encuentra en el Parque Científico de Barcelona, ha contado con la colaboración de más de 20 grupos de investigación, con un total de 164 investigadores de 19 países, y se publica en la revista 'New England Journal of Medicine'.
La investigación, que se enmarca en el Consorcio Europeo Gabriel y ha contado con financiación de la Comunidad Europea, ha descubierto nuevos genes relacionados con la predisposición a sufrir esta enfermedad, si bien en su desarrollo son determinantes también los factores ambientales.
Algunos de los genes descubiertos se encuentran en las vías que alertan al sistema inmune de que el revestimiento de las vías respiratorias --la mucosa-- se ha deteriorado, mientras que otros genes pueden controlar la velocidad de cicatrización de las vías respiratorias después de haber estado lesionadas.
El estudio demuestra que los efectos genéticos del asma son más débiles en los adultos, y que el gen más prevalente en los niños no afecta a los pacientes que han desarrollado el primer brote de la enfermedad en la edad adulta.
Los especialistas consideran que un estudio detallado de estos genes puede conducir a mejorar las terapias para la enfermedad. Asimismo, consideran que las pruebas genéticas no tienen ningún valor predictivo para determinar que un niño pueda desarrollar la enfermedad en la edad adulta --lo que evidencia la importancia de los factores ambientales--.
El estudio ha contado con la participación de más de 10.000 asmáticos y 16.000 sujetos sanos agrupados por el país de origen. De cada individuo se han analizado más de medio millón de posiciones en el ADN repartidas a lo largo de todo el genoma humano.
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