Para Atkins la insulina es la hormona responsable del aumento de peso; la ingestión de azúcar ó de cualquier hidrato de carbono hace que se estimule esta hormona, por lo que el azúcar es el alimento más peligroso. Sin embargo si se consume grasa se estimula la secreción de acetona, suprimiendo la sensación de hambre.
Esta dieta se basa en el principio "si el organismo tiene escasos combustibles fáciles (alcohol e hidratos de carbono) utilizará únicamente el combustible de almacenamiento: la grasa orgánica". El resultado es una dieta cetogénica en la que las proteínas están en una proporción inferior al 20%, las grasas en más de un 75% y los carbohidratos en una proporción inferior al 5%. Aportan ácidos grasos saturados y son ricas en colesterol, por lo alguien las denominó como "visado para el infarto".
Por su alto contenido calorigénico provocan una depleción de las reservas de glucógeno y del agua ligada a él, produciéndose una pérdida de peso rápida que se recupera cuando ingerimos glúcidos. Además tiene deficiencias nutricionales graves como son el limitado aporte de vitaminas hidrosolubles, escaso de calcio, de magnesio y de otros minerales que se agrava por la acidosis que conlleva esta dieta (Jacobs y cols, 1983).
Producen además elevación del ácido úrico, estreñimiento importante y trastornos cardiovasculares con repercusión principalmente en el ventrículo izquierdo.
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