Es probable que al cabo de un rato el dolor vuelva a aparecer con más fuerza y posteriormente se atenúe, a la vez que aparecen una o varias ampollas (flictenas). Estas ampollas blanquecinas contienen plasma sanguíneo sin glóbulos, cuya función es proteger la epidermis.
En caso de quemadura menor, debe dejarse que las ampollas se reabsorban por sí mismas sin efectuar punción alguna. La piel terminará por secarse, apareciendo la nueva epidermis. Este proceso suele tardar aproximadamente una semana.
En caso de quemadura grave, las ampollas pueden ser muy numerosas.
Se debe llevar al quemado al servicio médico de urgencia para que le realicen la cura, que puede incluir un proceso de reanimación, pues el exceso de pérdida de plasma puede tener graves consecuencias, sobre todo en niños.
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