Los autores explican que en la actualidad para determinar si un corazón trasplantado podría ser rechazado por el receptor, los médicos se basan en biopsias cardiacas, que son arriesgadas y en ocasiones poco fiables.
Los investigadores, dirigidos por Thomas M. Snyder, intentaban diagnosticar el rechazo de trasplantes de corazón mediante el uso de métodos de secuenciación genética de última generación que detectan firmas genéticas únicas en el ADN derivado del donante que circula en el plasma sanguíneo del receptor.
Los niveles elevados de ADN circulante de los órganos donados es una seña de mortalidad celular, y por ello, del rechazo del órgano. Los autores cuantificaron las cantidades relativas del ADN derivado del donante en el plasma de los receptores de trasplante y descubrieron que los trasplantes de corazón estaban sanos en los receptores en los que existía un nivel medio en plasma de ADN del donante por debajo del 1 por ciento del total de células libres de ADN.
En los pacientes en los que se confirmó el rechazo con una biopsia, los niveles relativos de ADN del donante en el plasma rondaban el 3 por ciento. Cuando estos pacientes recibían tratamiento para el rechazo del órgano, los niveles volvían al nivel normal.
Las pruebas genéticas actuales para controlar la salud de los órganos trasplantados se suelen basar en la detección del cromosoma sexual masculino en el plasma de receptores femeninos de órganos procedentes de donantes masculinos.
Pero este grupo representa menos de una cuarta parte del total de receptores de trasplantes de órganos. Por ello, los autores sugieren que la prueba genética podría ayudar a evitar las biopsias cardiacas para detectar el rechazo de los órganos trasplantados.
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