Los investigadores se refieren a las muletillas como aquellos sonidos del lenguaje que sugieren dudas o correcciones a la hora de buscar una palabra del lenguaje para dirigirse a los bebés. Cuando se titubea al pronunciar o escoger una palabra se envía al bebé una señal de que se le va a enseñar algo nuevo por lo que debe prestar atención.
Según señala Richard Aslin, uno de los autores del trabajo, los niños pequeños tienen mucha información que procesar mientras escuchan hablar a un adulto, incluyendo muchas palabras que nunca antes han oído. Si el cerebro de un niño espera hasta que una nueva palabra se dice y entonces intenta descubrir lo que significa después del hecho, se vuelve una tarea mucho más difícil y el niño se pierde lo que viene después.
"Cuanta más predicciones puede realizar el oyente sobre lo que se le va a comunicar, de forma más eficiente puede entenderlo", señala Aslin.
Los investigadores estudiaron tres grupos de niños de entre 18 y 30 meses. Cada niño se sentaba en el regazo de uno de sus progenitores frente a un monitor con un dispositivo de seguimiento ocular. Aparecían dos imágenes en la pantalla: una imagen de un objeto familiar, como un balón o un libro, y una imagen artificial con un nombre artificial. Una voz grabada habla sobre los objetos con frases simples. Cuando la voz duda y dice "mira ese, uh" el niño instintivamente mira a la imagen artificial más tiempo que a la imagen familiar, casi en el 70 por ciento de las veces.
"No estamos diciendo que los padres añadan muletillas a su discurso, pero pienso que es bueno para ellos saber que utilizar estas pausas verbales está bien, estas expresiones de duda son informativas", explica Celeste Kidd, coautor del estudio.
En el estudio, el efecto fue sólo significativo en los niños de más de dos años. Los autores señalan que los niños menores no han aprendido aún el hecho de que las muletillas tienden a preceder a las palabras nuevas o desconocidas.
Cuando los niños tienen entre dos y tres años, suelen estar en una fase del desarrollo en la que construyen frases rudimentarias de alrededor de dos a cuatro palabras de longitud. Suelen tener un vocabulario de unos pocos cientos de palabras.
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