Los científicos, dirigidos por Lauren Haar, descubrieron que alimentar con una dieta alta en grasas durante un corto plazo a modelos animales protegió al corazón frente al infarto de miocardio y dio lugar a menos daños en el tejido cardiaco.
Según señala Haar, "estudios clínicos previos han apoyado la idea de que ciertos pacientes con niveles de colesterol altos en suero tienen mejores tasas de supervivencia cuando falla su corazón tras una lesión isquémica cardiaca que aquellos con niveles de colesterol inferiores, pero se desconoce la razón".
Los investigadores alimentaron a un grupo de ratones con una dieta alta en grasas (un 60 por ciento de las calorías proceden de grasa saturada) durante dos semanas o menos. Un segundo grupo recibió la dieta alta en grasas durante seis semanas y un grupo control tomó una dieta normal basada en cereales y vegetales.
"Después indujimos el ataque cardiaco en todos los grupos y evaluamos la función cardiaca y la extensión de las lesiones en el tejido. Nuestros resultados mostraron que las lesiones en los ratones alimentados con dieta alta en grasas durante dos semanas o menos se reducían en un 70 por ciento cuando se comparaba con los otros grupos de animales", explica Haar.
La investigadora añade que no se observó cardioprotección en el grupo que tomó la dieta alta en grasas durante seis semanas, lo que indica que las intervenciones cortas son claves y que los efectos de una alimentación alta en grasas continua, que incluyen la obesidad y la diabetes, no contribuyen al efecto cardioprotector.
"Además, los animales alimentados con una dieta alta en grasas durante 24 horas y después alimentados con la dieta control durante las 24 horas anteriores al ataque cardiaco experimentaron una 'fase tardía' avanzada de protección contra las lesiones. Esto muestra que la alimentación alta en grasas en el corto plazo en modelos animales preserva la función cardiaca", afirma Haar.
Los autores señalan que se necesitan más estudios para descubrir los factores que inician esta respuesta en el organismo.
"Esto podría ser importante para la atención al paciente si podemos descubrir los mecanismos que participan en esta cardioprotección", indica la investigadora, que apunta que esto podría ser una forma de 'pretratar' a los pacientes con riesgo de ataque cardiaco.
"Aunque es importante comer bien, no todos los alimentos 'malos', como la carne roja, deberían evitarse siempre. Esto cambiaría la forma en la que vemos las recomendaciones de nutrición y dietéticas", concluye.
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