Estos rastros de radiación, aunque mínimos, han aparecido en siete de las 23 muestras de distintas mujeres analizadas por las autoridades. En concreto, contenían entre 2,2 y 8 becquerelios de yodo 131 por kilogramo, muy por debajo del máximo legal fijado en los 100 becquerelios para la leche en polvo de continuación, informa la agencia de noticias nipona Jiji este sábado.
Las mujeres 23 mujeres cuya leche materna ha sido analizada viven las prefecturas de Fukushima, Ibaraki, Chiba, Saitama y Tokio. En concreto, cuatro de ellas viven en Fukushima, donde se encuentra la central nuclear de Fukushima-1, origen de la peor fuga radiactiva desde Chernóbil. De ellas, una dio 3,5 becquerelios de yodo 131 y 2,4 becquerelios de cesio 137 por kilo de leche.
Las autoridades han insistido en cualquier caso en que estos niveles de radiación no suponen riesgo alguno para la salud de los lactantes.
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