Según reconoce este organismo de Naciones Unidas, el tabaco sigue siendo el principal causante del 63 por ciento de todas enfermedades no transmisibles, como los infartos de miocardio, los infartos cerebrales o el cáncer.
Además, la OMS reconoce que "sigue habiendo problemas" para adoptar medidas uniformes en todo el mundo para luchar contra su consumo, lo que favorecerá que el número de muertes por esta causa siga creciendo progresivamente. De hecho, en 2030 estiman que podría causar unos ocho millones de muertes.
"El éxito final en la lucha contra el tabaquismo depende de en qué medida todas las partes implicadas cumplan con sus obligaciones", explica la directora general de la OMS, Margaret Chan.
Para ello, exige esta experta, "los países también deben reforzar su legislación en este aspecto y hacerla cumplir rigurosamente".
Según se acordó en la Asamblea Mundial de la Salud de 2003, en el marco del Convenio Marco de la OMS para el control del tabaco firmado por 172 países, estas mejoras normativas deben centrarse en prevenir la exposición al humo de tabaco, prohibir la publicidad y venta a menores, y obligar a la industria a incluir grandes advertencias en las cajetillas de tabaco.
Del mismo modo, defendieron la necesidad de prohibir o limitar la cantidad de productos aditivos, aumentar los impuestos y crear un mecanismo nacional de coordinación para el control del tabaco.
Sin embargo, y pese a estos acuerdos, la OMS lamena que "aún queda mucho por hacer" ya que tan sólo 40 países han presentado avances en el aumento de los impuestos al tabaco, 39 en la prohibición de fumar en los lugares públicos y 35 en la investigación y control del hábito tabáquico.
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