El equipo de investigadores logró identificar una variante hasta ahora desconocida de la bacteria que causa la gonorrea, la 'Neisseria gonorrhoeae'. El análisis de esta nueva cepa, llamada H041, permitió a los investigadores identificar las mutaciones genéticas responsables de la resistencia extrema de la bacteria a todos los tratamientos con cefalosporina, los únicos eficaces contra la gonorrea.
"Se trata de un descubrimiento alarmante y a la vez predecible", señaló el doctor Unemo del Swedish Reference Laboratory for Pathogenic Neisseria. "Dado que los antibióticos se convirtieron en el tratamiento estándar para la gonorrea en 1940, esta bacteria ha demostrado una notable capacidad para desarrollar mecanismos de resistencia a todos los fármacos utilizados para su control".
"Aunque aun es pronto para evaluar si esta nueva cepa se ha extendido, la conocida historia de la resistencia de la bacteria sugiere que puede propagarse rápidamente a menos que se desarrollen nuevos medicamentos y programas de tratamiento eficaces ", continuó Unemo.
La gonorrea es una de las enfermedades más comunes de transmisión sexual en el mundo. Sólo en los Estados unidos, según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), el número de casos se estima en 700.000 al año.
La gonorrea es asintomática en el 50% de las mujeres infectadas y de un 2% a un 5% en los hombres. Cuando es sintomática, se caracteriza por una sensación de ardor al orinar y secreción de pus por los genitales. Si no se trata, la gonorrea puede causar complicaciones de salud graves e irreversibles en mujeres y hombres.
En las mujeres, la infección puede causar dolor pélvico crónico y embarazo ectópico. Puede también conducir a la infertilidad, sobre todo en las mujeres, pero también en los hombres, y aumenta el riesgo de transmisión del VIH. En el 4% de los casos, las infecciones no tratadas se extienden a la piel, la sangre, las articulaciones, o incluso, al corazón y puede causar lesiones potencialmente mortales. Los bebés nacidos de madres infectadas tienen un alto riesgo de desarrollar graves infecciones en la sangre y en las articulaciones, y el paso por el canal de parto de una madre infectada puede causar ceguera en el bebé.
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