Las mujeres que permanecen sentadas por largos períodos de tiempo diariamente tienen de dos a tres más posibilidades de desarrollar embolias en los pulmones que las mujeres que se mantienen activas, según un estudio publicado en el último número de la revista británica 'British Medical Journal'.
Este estudio es el primero en probar que un estilo de vida sedentario aumenta el riesgo de embolia pulmonar, una causa común de afección cardíaca. Además, el estudio añade que, aunque el riesgo equivale solo a siete casos más por 10.000 personas al año y está ligeramente por encima del de las usuarias de anticonceptivos orales y de los pasajeros de vuelos de larga distancia, los resultados podrían apuntar hacia mayores repercusiones para la salud.
La embolia pulmonar se desarrolla cuando la sangre coagulada, o parte de ella, llega a los pulmones desde las piernas a través del torrente sanguíneo. Los síntomas incluyen dificultad respiratoria, dolor en el pecho y tos.
Aunque otros estudios han explorado la relación entre la actividad física y la embolia pulmonar, existían muy pocos datos que describan esta conexión.
El doctor Christopher Kabrhel y colaboradores estudiaron a 69.950 enfermeras durante 18 años detallando información sobre su estilo de vida a través de cuestionarios bianuales. Descubrieron que el riesgo de embolia pulmonar es dos veces más alto en mujeres que pasaban mucho tiempo sentadas (más de 41 horas por semana fuera del horario laboral) comparándolo con el de las mujeres que permanecían sentadas períodos más cortos (menos de 10 horas semanales fuera del trabajo).
Los resultados fueron concluyentes tras tener en cuenta factores como la edad, el índice de masa corporal y el tabaquismo, añadiendo a la evidencia que el sedentarismo es la causa principal de esta condición. El estudio señala que la escasa actividad física está relacionada con afecciones cardíacas e hipertensión y podría suponer uno de los mecanismos ocultos que vinculan la enfermedad arterial y la venosa.
Los autores concluyen que el sedentarismo está asociado a la ocurrencia de embolias pulmonares en mujeres y sugiere que las campañas públicas de salud que desaconsejan el sedentarismo podrían reducir los casos de embolia pulmonar.
En el editorial que acompaña el estudio, investigadores canadienses afirman que este "refuerza la idea de que el sedentarismo prolongado aumenta los casos de enfermedad tromboembólica venosa y muestra qué actos cotidianos la favorecen". Por último, el estudio apoya indirectamente la práctica de intervenciones preventivas a aquellas personas que padezcan inmovilidad prolongada.
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