Los adolescentes que pasan mucho tiempo con los videojuegos tienen estructuras y niveles de actividad diferentes en zonas del cerebro ligadas a la recompensa, lo que sugiere que obtienen más del juego que quienes suelen no involucrarse en él, revelaron científicos.
En un estudio publicado el martes en la revista 'Translational Psychiatry', expertos analizaron imágenes por resonancia magnética (IRM) de más de 150 chicos de 14 años que jugaban videojuegos de forma moderada o en exceso, y hallaron que los jugadores frecuentes tenían un mayor volumen de materia gris en una parte clave de sus cerebros.
Estudios previos demostraron una relación entre el estriado ventral vinculado a la dopamina, una estructura del sistema de recompensa del cerebro, y los jugadores de videojuegos o juegos por computadora, aunque ésta es la primera investigación que observa la estructura y volumen cerebral.
"Estos resultados demuestran que el estriado ventral juega un papel importante en el uso excesivo de videojuegos y contribuye a nuestra comprensión de la adicción conductual", escribieron en su estudio Simone Kuehn, de la Universidad Ghent de Bélgica, y Juergen Gallinat, de la Universidad de Medicina de Alemania.
El uso de videojuegos se ha vuelto muy popular en los últimos años, sobre todo entre los adolescentes. El uso semanal promedio en este experimento era de alrededor de 12 horas.
Actualmente existe el debate entre médicos e investigadores sobre si el uso excesivo de videojuegos debería ser reconocido como una adicción y considerado como una forma de trastorno mental.
Si bien los investigadores alemanes hallaron que los amantes de los videojuegos tenían estructuras diferentes en sus cerebros comparados con aquellos adolescentes que jugaban con menos frecuencia, no pudieron decir si eso era la causa de su deseo de jugar o un cambio que se había producido como consecuencia de su hábito.
Henrietta Bowden-Jones, de la división de neurociencia del Imperial College de Londres, ha afirmado que los hallazgos eran altamente relevantes para los médicos porque "cierran un poco más la brecha" entre los videojuegos y otras adicciones, brindando a los especialistas una mejor comprensión de las posibles opciones terapéuticas a largo plazo.
"El emocionante próximo paso será determinar, como en otras adicciones, si las diferencias de volumen son una causa o un efecto de la conducta humana excesiva", indica la experta en un comentario sobre el estudio enviado por correo electrónico.
Luke Clark, del departamento de Psicología Experimental de la Cambridge University, señala que los resultados son "realmente provocadores, dado que se trata de un núcleo central en el sistema motivacional y sendero de la dopamina en el cerebro".
"La pregunta crucial (...) es si la diferencia estructural es un cambio causado por el juego frecuente o si las diferencias individuales en el sistema predisponen naturalmente a algunas personas a jugar más excesivamente", coincide
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