martes, 8 de noviembre de 2011

Un nuevo estudio confirma que la pridopidina podría mejorar el movimiento en enfermos con Huntington

DESARROLLADO POR EL CIBERNED

nvestigación en Red de Enfermedades Neurodegenerativas (CIBERNED), organismo dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación a través del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), acaba de publicar un nuevo estudio que confirma que la pridopidina, un fármaco desarrollado por NeuroSearch y registrado como 'Huntexil', que podría mejorar diversos tipos de síntomas motores asociados a la enfermedad de Huntington.

El estudio, publicado este martes en la revista 'Lancelot Neurology', son las conclusiones de la fase III del ensayo MermaiHD, liderado por el doctor Justo García de Yébenes, neurólogo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid e investigador del CIBERNED.

Este medicamento está considerado como un estabilizador dopaminérgico: neutraliza los efectos derivados del exceso o la falta de dopamina en las áreas del cerebro que controlan el movimiento y la coordinación, sin mostrar efectos secundarios. Así, podría mejorar la akinesia, la distonía o los trastornos de motilidad ocular, sin mostrar efectos secundarios.

"Este medicamento, considerado como un agonista parcial, neutraliza los efectos derivados del exceso o la falta de dopamina en las áreas del cerebro que controlan el movimiento y la coordinación. Hasta ahora, ningún otro compuesto había conseguido este espectro de síntomas", señalan.

La fase III del ensayo se ha centrado en evaluar el potencial y la seguridad de pridopidina como un posible tratamiento alternativo de los síntomas motores de la enfermedad de Huntington. Para ello, participaron en el estudio 437 pacientes de ocho países de la Unión Europea, de los que unos 60 fueron españoles. Durante 26 semanas a estos voluntarios se les suministró 90 mg diarios del medicamento, 45 mg al día o placebo.

Los efectos del medicamento han sido evaluados usando una escala motora modificada (mMS) diseñada para medir 10 síntomas relacionados con los movimientos voluntarios, incluidos en diferentes escalas internacionales de medida como la UHDRS (Unified Huntington's Disease Rating Scale) y la TMS (Total Motor Score). Además de ambas escalas, también se ha evaluado la función cognitiva de los pacientes, el comportamiento, la depresión y la ansiedad.

Tras 6 meses de tratamiento, los pacientes que estuvieron tomando la dosis más alta de pridopidina mostraron una pequeña disminución en la escala mMS respecto a los voluntarios que tomaron placebo, lo que indicaba alguna mejoría del movimiento voluntario. No obstante, lo más significativo fue la mejora aportada por el tratamiento en toda la función motora: movimiento de la mano, marcha y equilibrio, al comparar los resultados obtenidos por los pacientes a los que se les suministró la dosis más alta frente a los que tomaron placebo, según la escala UHDRS-TMS.

Además, el ensayo también ha demostrado que en el caso de los pacientes que tomaron dosis mayores de pridopidina, que acudieron a todas las visitas del estudio y que completaron más del 70 por ciento del tratamiento farmacológico, mostraron beneficios significativos.

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