Las personas que mantienen activo su cerebro a lo largo de su vida, ya sea a través de la lectura, la escritura o guijos de inteligencia, son menos propensas a acumular depósitos de una de una proteína destructiva llamada beta amiloide en el cerebro, y que está relacionada con la enfermedad de Alzheimer.
El estudio, realizado por investigadores de la Universidad de California, en Berkeley (EE.UU), y que aparece publicado en 'Archives of Neurology', se basó en el estudio de imágenes cerebrales, sugiere que las personas que permanecen mentalmente activas desde la infancia y lo sostienen durante sus vidas realmente desarrollan menos placa amiloide.
"No estamos hablando de la respuesta del cerebro a la amiloide. Estamos hablando de la acumulación concreta de amiloide", ha explicado el doctor William Jagust, uno de los investigadores, quien destaca que se trata de un "hallazgo realmente nuevo".
Aunque pequeño, el estudio también demuestra que iniciar actividades de estimulación cerebral lo suficientemente temprano ofrecería una forma de prevenir que la placa vinculada con el Alzheimer se forme en el cerebro.
"La beta amiloide es la proteína que muchas personas creen que sería el factor inicial de la enfermedad de Alzheimer. Es la proteína que está en las placas de los cerebros de las personas con Alzheimer", dijo Jagust.
Los investigadores estudiaron a 65 personas saludables, cognitivamente normales de 60 años o más. Los participantes respondieron una batería de preguntas sobre cuán mentalmente activos habían sido durante diferentes períodos de sus vidas, desde los 6 años.
Entre las preguntas se incluía si solían leer periódicos, ir a librerías, escribir cartas o correos electrónicos y jugar juegos.
También se les realizaron pruebas extensas para evaluar su memoria y pensamiento y se les efectuaron controles cerebrales usando un nuevo rastreador de depósitos de la proteína amiloide en el cerebro.
Los expertos hallaron que las personas que habían sido más activas mentalmente tenían menores niveles de beta amiloide. Los participantes que habían comenzando con las palabras cruzadas y otros ejercicios mentales recientemente no parecían beneficiarse mucho.
"Lo que nuestros datos sugieren es que participar toda la vida de estas actividades tiene mayor efecto que ser cognitivamente activo sólo en la edad adulta", señala Susan Landau, otra de las investigadoras.
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