Los investigadores utilizaron información longitudinal del Estudio de Cuidado Temprano Infantil y Desarrollo Juvenil patrocinado por Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano en el que se examinaron 900 niños en los grados escolares 3, 5 y 6 que vivían en 10 ciudades de todo Estados Unidos.
Los autores descubrieron que el total de años que las madres estaban empleadas tenía una pequeña pero acumulativa influencia sobre el IMC de los niños, lo que, a lo largo del tiempo, podía conducir a un aumento en la probabilidad de sobrepeso u obesidad. Los descubrimientos fueron mayores entre los niños de los grados quinto y sexto.
Además, los cambios en la actividad física, el tiempo que pasaban sin supervisión y el que pasaban viendo la televisión no explicaba el vínculo entre el empleo de la madre y el IMC de los hijos. El momento del día en el que trabajaba la madre no se asociaba con el valor de IMC de su hijo.
Según los autores, una posible explicación es que los padres trabajadores tienen un tiempo limitado para hacer la compra y esto podría contribuir a comer fuera más a menudo o a tomar comidas preparadas, que tienden a ser más altas en grasa y calorías.
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