La enfermedad de Parkinson es una enfermedad devastadora e incurable que causa movimiento anormal, temblor involuntario, y falta de coordinación. Una técnica, llamada estimulación cerebral profunda (ECP), se utiliza a veces para mejorar los síntomas motores en pacientes con la enfermedad avanzada.
Ahora, un estudio publicado por 'Cell Press', describe un nuevo paradigma de ECP, más eficaz, que realiza ajustes en tiempo real en respuesta a la dinámica de la enfermedad y su progresión, siendo capaz de tratar con más efectividad los síntomas de la enfermedad avanzada.
La ECP implica la implantación de un dispositivo médico que funciona como un "marcapasos cerebral"; en esencia, este dispositivo envía impulsos eléctricos a regiones específicas del cerebro y altera la actividad cerebral en esas regiones de una manera controlada. Aunque los principios subyacentes no están del todo claros, la ECP ha proporcionado importantes beneficios terapéuticos en los trastornos del movimiento, como los que caracterizan a la enfermedad, y en otros trastornos afectivos como el dolor crónico y la depresión mayor.
Después de la implantación del dispositivo de ECP, los parámetros de estimulación, tales como la frecuencia y la intensidad de la estimulación, deben ser programados y ajustados durante varios meses por un médico altamente capacitado; el objetivo es maximizar la mejoría clínica y reducir al mínimo los efectos secundarios. Estos ajustes se suelen realizar cada 3 ó 12 meses, cuando el paciente visita la clínica, por lo tanto, entre visitas no reciben ningún ajuste; por desgracia, esto se traduce en que la estimulación no se sincroniza con la naturaleza dinámica de la enfermedad.
"Existe una necesidad urgente de un sistema automático y dinámico que pueda ajustar el estímulo de manera continua, en respuesta a los cambios patológicos", explican los doctores Boris Rosin y Hagai Bergman, de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Los autores probaron varios nuevos paradigmas de ECP en tiempo real, adaptados a un modelo de EP en primates, en los que el estímulo era regulado por la actividad cerebral en curso.
Los científicos observaron que la adaptación del ECP en tiempo real era capaz de aliviar los síntomas motores y la reducción de la actividad neuronal anormal de la enfermedad con más eficiencia que la ECP estándar. Los resultados proporcionan una nueva visión de la actividad cerebral subyacente de la patología.
"Esperamos que, en un futuro próximo, llegue una nueva era de estrategias de estimulación cerebral profunda, sobre una base de paradigmas de adaptación a tiempo real dirigidos a la actividad cerebral patológica", concluyen Rosin y Bergman, añadiendo que "estas estrategias tienen potencial para tratar, no sólo el Parkinson, sino otros trastornos neurológicos con un claro patrón patológico de la actividad cerebral".
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