Una nueva investigación, publicada en la revista 'Neuron', revela la evidencia de un nuevo mecanismo de adaptación al estrés que, eventualmente, puede ayudar a comprender por qué la exposición prolongada y repetida al estrés puede conducir a trastornos de ansiedad y depresión.
Los estímulos más estresantes provocan la liberación de una hormona (CRH) liberadora de corticotropina en el cerebro; evento al que, normalmente, siguen rápidos cambios en la expresión génica de la hormona. En términos más prácticos, tan pronto como las neuronas que contienen CRH se quedan sin CRH, ya están recibiendo instrucciones para producir más.
La CRH controla diversas reacciones al estrés, incluyendo la respuesta inmediata de "pelear o huir", así como las respuestas de adaptación más tardías en el cerebro. Así, la regulación de la actividad de CRH es fundamental para la adaptación al estrés, y la regulación anormal de la CRH está vinculada con varios trastornos psiquiátricos humanos.
"A pesar de la gran cantidad de información disponible sobre el papel fisiológico de la CRH en la mediación de la respuesta al estrés, los mecanismos moleculares que regulan la expresión del gen de la hormona, y por lo tanto la síntesis de la CRH, son bastante difícil de analizar", explica el autor principal del estudio, el doctor Gil Levkowitz, del Instituto de Ciencia Weizmann, en Israel.
El investigador añade que, "en este estudio, hemos utilizado modelos de ratones y peces cebra para identificar una nueva vía de señalización intracelular que controla el estrés inducido por la expresión de genes de la CRH".
El doctor Levkowitz y sus colaboradores descubrieron que la proteína Orthopedia (Otp), que se expresa en las partes del cerebro asociadas a la adaptación al estrés, modula la expresión genética de la CRH, y es necesaria para la adaptación al estrés.
Además, los investigadores han demostrado que la Otp regula la producción de dos receptores diferentes en la superficie de las neuronas; estos receptores, que reciben y retransmiten las instrucciones de la producción de CRH, funcionan como interruptores de apagado y encendido.
"Esta regulación del gen de la CRH es fundamental para la adaptación al estrés neuronal; un fallo a la hora de activar o bloquear la respuesta de la CRH puede conducir a una activación crónica de los circuitos cerebrales relacionados con el estrés, dando lugar a condiciones patológicas", concluye el Levkowitz.
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