- Empiece el día haciendo ejercicio respiratorio, en un lugar bien ventilado.
- Evite pensar que no va a fumar nunca. Simplemente decida que hoy no va a fumar.
- Las ganas de fumar no son eternas, al contrario, desaparecen al cabo de poco tiempo.
- Respete esta decisión cada vez que tenga deseos de fumar.
- Durante el día beba mucha agua y zumos de frutas, preferentemente naturales.
- Olvide por ahora las bebidas que habitualmente acompañan al tabaco. Café, otros estimulantes y alcohol. No olvide que será un tiempo corto).
- Altere sus rutinas, para no caer en el consumo de tabaco asociado a gestos: salga de paseo, coja el teléfono con un bolígrafo en la mano, lávese los dientes justo al terminar de comer...
- Evite ambientes donde se fume, sobre todo los primeros días.
- Cuando el deseo de fumar parezca irresistible relájese: Inspire profundamente, retenga el aire el máximo tiempo posible y suéltelo lentamente, hágalo despacio y pensando en lo que está haciendo.
- Si siente una necesidad imperiosa de encender el cigarrillo, piense que esto sólo durará unos instantes y cada vez será más controlable. Mire el reloj y espere un minuto, así comprobará que la necesidad desaparece.
- Puede picar algo, pero para evitar el aumento de peso debe ser bajo en calorías: fruta, chicle sin azúcar...
- Intente comer racionalmente evitando grasa, dulces e hidratos de carbono, porque es cierto que algunas personas engordan al dejar de fumar. Concretamente el aumento medio de peso un año después de dejar el tabaco es de 2-3 k. Esto se debe por un lado a que se come más y también como consecuencia de alteraciones transitorias en su metabolismo.
- No ceda nunca, ni siquiera en un cigarrillo. Empezará con uno y volverá a fumar como antes.
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