• Estrés acumulativo. • Acontecimientos vitales importantes especialmente si son estresantes. • Escaso apoyo social. • Trastornos de la personalidad. • Enfermedades neurológicas. • Enfermedades metabólicas como la diabetes. • Determinados fármacos como por ejemplo los anticonceptivos y los betabloqueantes. • Abuso del alcohol.
Síntomas
• Tristeza, pesimismo, falta de ilusión, desesperanza, valoración negativa de uno mismo, percepción sombría del futuro. • Tendencia al llanto, pérdida de memoria y lentitud en el proceso del pensamiento. • Falta de apetito, apatía, falta de energía, capacidad de decisión, trastornos del sueño y disminución del deseo sexual.
Para pacientes y familiares
Cuando una persona padece depresión son los familiares o amigos de su entorno quienes deben ayudarle a tomar las decisiones adecuadas y a interesarse por comprender que lo que le ocurre tiene curación, porque la persona enferma no va a mostrar interés por nada y menos por ella misma.
1. Planificar actividades a corto plazo que tengan el objetivo de divertir a la persona enferma y aumentar su autoconfianza.
2. Resistirse al pesimismo y a la autocrítica. Que un familiar padezca depresión no es culpa de nadie y de nada sirve lamentarse. Para ayudar a la persona enferma hay que pensar en positivo porque si no el familiar puede acabar entrando en un proceso similar.
3. Si observa que su familiar tiene síntomas físicos, intente averiguar la relación entre los síntomas físicos y el estado de ánimo.
4. Una vez que la persona está mejor hay que vigilar los posibles signos de recaída y planificar las vías de actuación si se presenta otra crisis.
Repercusiones del trastorno depresivo
Durante la enfermedad se debe evitar que el enfermo depresivo tome decisiones importantes sobre su trabajo o cualquier cuestión relevante (divorcio, cambio de domicilio...)
Cuando el paciente empiece a estar mejor, los familiares deben fomentar el contacto social y ayudar al enfermo a incorporarse de nuevo a sus actividades. Por su parte, la empresa también debe aceptar y facilitar la reintegración de la persona.
Los familiares deben estar perfectamente informados sobre la situación del enfermo y la naturaleza del trastorno para evitar decirle cosas que sólo son síntoma de su falta de conocimiento de la enfermedad. Por ejemplo, decirle al familiar que “ponga de su parte” o que “no tiene motivos para estar así” sólo agravará el problema porque la depresión es una enfermedad más y nadie es culpable de padecerla, es mucho más complicado que eso.
Recomendaciones generales sobre el tratamiento con fármacos antidepresivos
- Informarse bien sobre el tiempo de latencia del fármaco, la posología, los efectos secundarios.
- La elección del fármaco vendrá determinada por los efectos secundarios, la existencia de otras patologías médicas en el paciente o de otras medicaciones que puedan tener interacciones.
- El tratamiento se iniciará en dosis progresivas y no será hasta el séptimo o décimo día cuando el paciente estará tomando dosis terapéuticas.
- El psiquiatra cambiará el tratamiento si pasadas 6 u 8 semanas el paciente no advierte mejoría de ningún tipo.
- Si el resultado es bueno y era la primera crisis del paciente se recomienda seguir con el tratamiento durante 6-12 meses.
- Cuando el trastorno es recurrente se recomienda mantener el tratamiento que ha funcionado durante 3-5 años y en los casos de personas mayores de sesenta y cinco años deberá seguirse indefinidamente.
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