Y es que, según explica el presidente de esta entidad, Javier Cañamero, con motivo de la Operación Salida que arranca mañana 1 de julio, "el 90 por ciento de la información que recibimos para tomar decisiones nos llega a través de los ojos".
Además, también recuerda que conducir con una mala agudeza visual a la velocidad máxima permitida en autovías y autopistas (120 kilómetros por hora) multiplica por 10 el riesgo de tener un accidente más o menos grave.
Una situación que se agrava todavía más durante la noche, en donde la agudeza visual se reduce en un 70 por ciento y el sentido de la profundidad es siete veces menos eficaz que a la luz del día.
Junto a la fatiga, el alcohol y las drogas, la velocidad, la falta de reflejos, las distracciones o las condiciones atmosféricas, la disminución de la visibilidad es un factor que no sólo es un problema en sí mismo sino que acentúa todos los demás.
"La conducción de vehículos es un proceso altamente complejo que pone a prueba un gran número de capacidades físicas y mentales del individuo", explican desde Visión y Vida.
Por ello, también insisten en establecer un mayor rigor en el examen visual que se realiza en el marco de las pruebas de aptitud psicofísica para la obtención del permiso de conducir (en especial a los conductores de edad avanzada cuyas capacidades visuales son inferiores al resto de la población), así como una normativa más explícita tanto en las especificaciones de las pruebas como en lo que respecta a los valores de referencia que se utilizan, ya que existe una serie de capacidades visuales que pueden ser medidas con mucha precisión.
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