Un editorial de 'The Lancet' ha expresado su preocupación por la próxima edición de la quinta parte del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) de la Asociación Americana de Psiquiatría. Mientras que ediciones anteriores del DSM han puesto de relieve la necesidad de considerar y excluir el duelo antes del diagnóstico de un trastorno depresivo mayor, el actual proyecto de esta quinta edición no lo ha tenido en cuenta.
Según el editorial, "en el borrador del DSM-5 no hay ninguna exclusión que considere y excluya el duelo; lo que significa que los sentimientos de profunda tristeza, pérdida, falta de sueño, llanto, incapacidad para concentrarse, cansancio y falta de apetito, que se prolongan durante más de 2 semanas después de la muerte de un ser querido, pueden ser diagnosticados como depresión, más que como una reacción normal de aflicción". El editorial añade que "medicalizar el sentimiento de tristeza es peligrosamente simplista y erróneo".
También, el editorial destaca que "aunque el duelo se asocia con resultados adversos para la salud, tanto físicos como mentales, las intervenciones farmacológicas deben estar dirigidas solo a las personas con mayor riesgo de desarrollar un trastorno, o a aquellos que desarrollan un duelo complicado o una depresión, pero no a todo el mundo.
El dolor durante el luto no es una enfermedad, es una respuesta normal a la muerte de un ser querido, y poner plazo al dolor no es apropiado. En ocasiones, se producen trastornos de aflicción prolongada o depresión, ante las cuales, los afectados sí pueden necesitar tratamiento, pero la mayoría de las personas que sufren la muerte de un ser querido no necesitan tratamiento médico. Para aquellos que están de duelo, el tiempo, la compasión, el recuerdo y la empatía, son más efectivos que las pastillas".
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