La Asociación Española para el Estudio de la Menopáusia (AEEM) asegura que hasta un 25 por ciento de las mujeres en edad menopáusica en España presenta problemas de obesidad, debido en parte a la disminución de estrógenos, que ocasionan modificaciones en la distribución de la grasa corporal.
Así lo ha asegurado el doctor Plácido Llaneza, miembro de la junta directiva de esta entidad, con motivo de la VII Reunión Hispano-Lusa de la Menopausia, celebrada estos días en Faro (Portugal).
Varios estudios realizados con mujeres premenopáusicas han demostrado un incremento en la grasa abdominal asociado a la edad, lo que pone de manifiesto que el binomio edad y menopausia trae consigo una tendencia al aumento de peso, derivando en una forma de obesidad denominada tipo "manzana" con acúmulo de grasa a nivel abdominal.
"A medida que envejecemos el riesgo de obesidad aumenta", reconoce este experto que considera "erróneo" pensar que en algún punto de la menopausia el organismo se estabiliza y permite un mejor control de peso.
El aumento de peso suele obedecer a un problema multifactorial que varía según las personas, pero donde fundamentalmente destacan la ingesta de calorías, un estilo de vida sedentario, susceptibilidad genética, así como cambios psicológicos y hormonales.
De hecho, según el doctor Llaneza, "los cambios hormonales pueden ser causa del aumento de peso dada la influencia de los estrógenos sobre la regulación del apetito, el gasto de energía y el metabolismo en los tejidos".
Sin embargo, y aunque reconoce que no existen soluciones mágicas para combatir la obesidad, la AEEM y otras sociedades científicas recomiendan realizar 30 minutos diarios de una actividad física de intensidad moderada, preferentemente todos los días de la semana, "con la finalidad de mejorar la salud y prevenir las enfermedades cardiovasculares", argumenta este experto, que insiste en que se debe individualizar cada caso y adaptar la intensidad de dichas recomendaciones.
En cuanto a los hábitos alimenticios, los expertos aconsejan reducir las grasas saturadas, los azúcares, comidas procesadas y su sustitución por alimentos como las frutas, hortalizas y cereales integrales, lo que proporcionará una buena base de alimentos de baja densidad energética con alto contenido en fibra e índice glicémico bajo, que facilitará la aparición de una saciedad temprana y contribuirá a disminuir la ingesta energética.
LA DIETA HAY QUE INICIARLA Y MANTENERLA
El doctor Llaneza reconoce que "en general, uno de los mayores problemas asociados a las dietas es la escasa adherencia a largo plazo". La dieta mediterránea presenta en este aspecto una ventaja para su seguimiento, ya que puede conseguir una pérdida de peso similar a otras dietas cuando se restringen las calorías y con un mejor control glucémico.
No obstante, independientemente del régimen escogido, los expertos insisten en que estas dieras deben asegurar la cobertura de las necesidades diarias de calcio y vitamina D".
Asimismo, aunque no se ha demostrado claramente que la menopausia precoz esté asociada con más o menos riesgo de obesidad, hay estudios inciden en que existe una clara relación entre el fallo ovárico prematuro y el exceso de peso, y demuestran que las mujeres obesas pueden presentar problemas de fertilidad y una peor reserva ovárica.
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