domingo, 29 de abril de 2012

Sexo en el embarazo


El embarazo es un momento de grandes reestructuraciones. El cuerpo de la mujer irá cambiando día a día, y junto a esos cambios se experimentarán nuevas sensaciones corporales y psicológicas.
Son una muestra de los cambios que están sucediendo y deben vivirse de la forma más positiva posible.
Enfrentarse a ser padres supone una gran fuente de ilusión, pero también de miedos, angustia, preocupaciones, nervios, etc. Todo esto, junto con los nuevos cambios hormonales, hará que las cosas se vivan de otra manera, con otros matices, a veces más intensos y otras más atenuados.
La nueva situación afectará a la visión que la mujer tiene de si misma y también a la pareja, los padres y familiares y los amigos o compañeros de trabajo.
Todo este mosaico de sensaciones, de nuevas experiencias corporales, emocionales y relacionales se verá reflejado también en las relaciones sexuales. Estas cogerán nuevos matices; será otro cambio que vivirá la pareja, y que a la vez, a lo largo de los nueve meses puede ir cambiando.
El primer elemento que puede aparecer es la duda sobre si conviene o no mantener relaciones sexuales, de si pueden producir algún tipo de daño en el feto o provocar un aborto. Estos miedos pueden hacer reducir la frecuencia del acto sexual si se viven de una forma intranquila.
No hay que tener miedo, no son perjudiciales sino al contrario, aportan un gran beneficio físico, emocional y de cohesión con la pareja.
El sexo durante el primer trimestre
Durante el primer trimestre del embarazo el nivel de hormonas es muy alto y eso provoca un aumento en la lubricación de los tejidos vaginales que se traduce en una mayor sensibilidad.
La excitación se acelera y las relaciones sexuales son mucho más placenteras. Pero este período también tiene la otra cara de la moneda, porque también pueden aparecer las molestias típicas del primer trimestre (vómitos, mareos, etc.) que pueden provocar una disminución del deseo.
El sexo en el segundo trimestre
El segundo trimestre es un período donde las molestias han desaparecido y la pareja ya está más ubicada en la nueva situación, con lo cual se puede dar un mayor acercamiento y por lo tanto un aumento en la frecuencia de las relaciones sexuales.
El sexo en el tercer trimestre
En el tercer trimestre puede que el crecimiento de la barriga se pueda vivir como una dificultad a la hora de las relaciones sexuales; pero esto lo podemos convertir en todo lo contrario: es un buen momento para romper quizá con alguna rutina al introducir o probar nuevas posturas.
Con esto, a la vez, estaremos incidiendo en otro aspecto importante que puede aparecer: que la mujer no se sienta atractiva para su pareja, o que este no la vea atractiva, pudiendo verse esto reflejado en una disminución del deseo.
Aspectos negativos
El hecho de ser padres puede hacer aparecer cierta hostilidad por parte de uno de los dos hacia el otro. Esto puede venir promovido por la sensación de que es la mujer quien está llevando todo el peso de este proceso, de traer al mundo a un hijo que ambos desean y que ambos disfrutarán.
En el caso de la pareja, pueden aparecer sentimientos de celos porque la mujer ya no está tan pendiente de él. Si este sentimiento va en aumento y toda la responsabilidad y miedos del parto y de la paternidad se hacen muy abrumadores, es cuando la pareja se puede refugiar en el trabajo dedicándose a este excesivamente.
Esta ambivalencia hay que afrontarla y hablarla, porque son estos aspectos que van por dentro los que pueden mermar el bienestar del encuentro íntimo y amoroso.
El sexo nunca debe servir para tapar un problema que no se puede hablar. En caso de que la pareja no pueda afrontarlo o solucionarlo por sí sola, no debe dudar en solicitar la ayuda de un profesional.
Aspectos positivos
Destacamos como aspectos beneficiosos del sexo durante el embarazo que:
  • Ayuda a mantener la armonía conyugal.
  • Conserva la capacidad libidinal de la mujer, permitiéndole la momentánea tranquilización de sus preocupaciones sobre el futuro.
  • Contribuye a la elasticidad y flexibilidad de los músculos perineales, tan exigidos en este momento y que deberán distenderse al máximo en el parto.
Casos especiales
Aunque en general el sexo es beneficioso, hay situaciones en las que se deben restringir las relaciones sexuales o tener cierto cuidado.
Una de ellas es durante el primer trimestre en caso de que la mujer tenga un historial de abortos espontáneos o de amenaza de abortos, o si se presenta signos de aborto.
Se recomienda no efectuar el coito a partir de las semanas 28-32 si se tiene una historia de parto prematuro, si se experimentan síntomas de parto, o si se han roto las membranas fetales (se ha roto aguas).
Tampoco se deben mantener relaciones a partir de estas fechas en caso de placenta previa o de embarazo múltiple (más de un feto).

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