INVESTIGADORES DEL CIBEROBN
Científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) están estudiando las acciones biológicas de una molécula, la nesfatina-1, que ejerce un efecto saciante, ya que podría contribuir al control fisiológico del peso corporal en humanos.
La investigación, que dirige desde Córdoba el Dr. Manuel Tena-Sempere, busca una nueva vía con potencial terapéutico para combatir la obesidad y sus comorbilidades asociadas; aspecto que viene reforzado por observaciones en roedores que sugieren que la nesfatina está directamente relacionada con el control de la secreción de insulina y de los niveles de glucosa en sangre, además de tener un papel clave en la maduración y funciones del sistema reproductivo.
"Nuestro grupo ha publicado datos en modelos animales que evidencian la participación de la nesfatina-1 en el control de la pubertad y que sugieren su acción directa en las gónadas", señala el Tena-Sempere.
Los estudios experimentales en ratas a las cuales se les suministró nesfatina-1 han demostrado que éstas comieron menos, utilizaron la grasa acumulada y se volvieron más activas.
Además, la nesfatina-1 estimuló la secreción de insulina de las células beta-pancreáticas tanto en ratas como en ratones, produciendo un efecto saciante que podría contribuir al control fisiológico del peso corporal. Esta hipótesis se refuerza con el hecho de que en condiciones de ayuno, la expresión de nesfatina-1 en el hipotálamo disminuye.
La nesfatina es secretado en el hipotálamo y tiene efecto saciante incluso cuando la leptina, la más conocida hormona anorexígena, no ejerce su función por el desarrollo de resistencia a la misma, como ocurre comúnmente en la obesidad.
Si bien la leptina es considerada como la principal señal saciante a nivel periférico, la identificación de las acciones de moléculas como la nesfatina-1 abre nuevas vías en nuestra comprensión de los mecanismos fisiológicos, y eventualmente terapéuticos, de control del peso corporal.
Hoy sabemos que hormonas como la leptina, producida en el tejido adiposo; la ghrelina, en el tubo digestivo; y la insulina, en el páncreas, juegan un papel crucial en el control de las sensaciones de hambre y saciedad y participan en la regulación del gasto energético del organismo.
Para Tena-Sempere esto "tiene interés fisiológico, pero sobre todo farmacológico", porque estudios en modelos animales han demostrado que los efectos de la nesfatina-1 se producen tanto tras su administración central (intracerebral) como sistémica (oral, parches, etc), lo que permitiría, añade, "emplear la nesfatina-1 en el control del peso en obesidad".
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