Usar el alcohol para lograr que una persona vaya a la cama contigo es un recurso muy común, tanto de hombres y mujeres, que puede ser malo o buenos según las intencione con las que lo uses.Pero aquí no vamos a discutir aspectos éticos y ni morales, sino sexuales, que espero te hagan evaluar mejor si “embriagar” a tu pareja es realmente una buena idea o no:
- Aumenta la calentura: es un hecho, el deseo y la excitación aumentan con el calorcito del licor.
- Incrementa la valentía y disminuye las inhibiciones: el alcohol nos da ese “impulso” que en estado sobrio no nos atreveríamos a dar. Asimismo, nos da más seguridad y hace que nos olvidemos de la vergüenza y los prejuicios.
- Nos hace más sociables: vaya que sí, ¿a quién no le ha pasado que cuando se le sube el alcohol a la cabeza se pone de lo más cariñoso(a) y más decidido(a) a conquistar?
- Nos debilita y deprime: si bien con varias copas de más es muy difícil oponer resistencia física, por otro lado también nos hace más vulnerables mentalmente y puede inducirnos a severos cuadros de depresión. O simplemente, nos tumba a la cama, y con eso se acabó la fiesta.
- Impide la erección: esta es la peor parte para ellos. Como el alcohol actúa directamente sobre el sistema nervioso, donde se producen las erecciones, difícilmente se podrá tener una erección y mantenerla durante todo el acto sexual.
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