viernes, 28 de junio de 2013

Cómo hidratarse en verano


El calor del verano provoca la evaporación de agua a través de la piel y disminuye la cantidad de líquido de nuestro organismo, lo cual reseca la piel y nos deshidrata internamente.
La deshidratación se puede manifestar por una piel menos lustrosa, reseca y con arrugas. Nuestro organismo experimenta una disminución de la proporción de agua en su interior, lo cual puede repercutir negativamente en determinadas esferas de nuestro estado de salud.
La sequedad de la piel puede provocar mayor propensión a padecer heridas o dermatitis, perjudicando notablemente la suavidad y estética de la misma.
La deshidratación del organismo se puede manifestar en el aparato cardiovascular por la aparición de ictus, trombosis venosas y edemas en las piernas. En el sistema nervioso central la deshidratación puede provocar cansancio, fatigabilidad, dificultades en la capacidad de concentración y, en estadíos más avanzados,  alteraciones del nivel de conciencia.
Para evitar estos y otros problemas debemos proporcionar una mayor cantidad de agua y sales minerales a nuestro organismo, evitando con ello la deshidratación.
La piel podrá beneficiarse de la aplicación de cremas hidratantes. Ello redundará en una piel más bonita y más sana.
Será necesario, además, aumentar la ingesta de líquidos(1) y sales minerales para evitar la deshidratación general del organismo y prevenir la aparición de las complicaciones comentadas más arriba.
Si una persona adulta normal en invierno debe beber entre 1,5 y 2 litros de líquido al día(2), en verano la ingesta de líquidos puede requerir alrededor de 2,5 a 3 litros al día(2).
El líquido debe incorporar también sales minerales, dado que las sales retienen el líquido dentro del organismo, por un efecto osmótico.
Sí sólo se bebe líquido, sin sales minerales, el agua no es retenida dentro del organismo y es eliminada rápidamente por el riñón y con la sudoración, persistiendo el riesgo de deshidratación.
Por ello, la ingesta de líquido no debe ser sólo de agua, sino, también de alimentos como los zumos de fruta, las ensaladas, etc.
De este modo tan sencillo conseguiremos lucir en verano una piel hermosa y mantener nuestra salud en un estado óptimo, alejando el fantasma de la deshidratación.

(1) En el caso de pacientes con edemas, enfermedades hepáticas, del corazón, del riñón u otras alteraciones será necesario tener en cuenta las indicaciones específicas de su médico.
(2) Esta cifra es orientativa y depende de las circunstancias particulares de cada persona, consulte con su médico el agua que precisa beber Ud. En su caso particular.

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