- El consumo de un refresco de 600 ml al día durante un año es igual a la ingesta de 22.99 kg de azúcar, mientras que tomar dos de estas bebidas durante un año equivale a comer 45.99 kg de azúcar
- Consumo en exceso de azúcar genera una gran carga al organismo e incrementa el riesgo de desarrollar obesidad y diabetes
- Señalan la urgencia de crear una política integral de salud alimentaria que incluya la regulación del etiquetado y de la publicidad de los alimentos y bebidas, así como el acceso a agua potable gratuita
Integrantes de la Alianza por la Salud Alimentaria presentaron el 22 de
mayo de 2013, frente a la Secretaría de Salud en el DF, la campaña “¿Te
comerías 12 cucharadas de azúcar?, ¿por qué te las bebes en un
refresco?”, con el fin de informar y alertar sobre el alto contenido de
azúcar que tiene sólo un envase de 600 mililitros de estas bebidas y el
riesgo a la salud que esto representa.
Katia García, investigadora en Salud Alimentaria de El Poder del
Consumidor, organización integrante de la Alianza por la Salud
Alimentaria, señaló que “desde 2008 la Secretaría de Salud presentó las
Recomendaciones para la población mexicana en el Consumo de Bebidas para
una Vida Saludable donde la posición respecto a los refrescos fue: ‘No
se recomienda su consumo, de hacerlo, la recomendación es que sea
esporádicamente y en porciones pequeñas’.[1] Sin embargo, estas
sugerencias no han sido difundidas a la población, por lo tanto, no se
ha implementado ninguna política por parte del Estado contra el consumo
de refrescos”.
Durante un acto público realizado frente a Secretaría de Salud, diversas
personas cargaron bolsas con 22.99 kilos de azúcar, que representan lo
que su cuerpo tiene que aguantar si consumen al año 600 mililitros de
refresco por día (12 cucharadas de azúcar), pero los que toman a diario 2
de estas bebidas gaseosas, les toco cargar más peso, ya que en 12 meses
estarían comiendo el equivalente a 45.99 kilos de azúcar.
Don Jesús cargando el azúcar que consume al año alguien que ingiere dos refrescos de 600 mililitros al día (45.99 kilos de azúcar). Foto: El Poder del Consumidor |
Al respecto Katia García comentó que este consumo genera una gran carga a
nuestro organismo e incrementa el riesgo de desarrollar obesidad y
diabetes, ya que el límite máximo tolerable de azúcar añadida a la dieta
establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de 10
cucharaditas para una persona adulta y de 7.5 cucharaditas para los
niños. “Es decir, si un adulto consume únicamente un refresco de 600
mililitros al día, rebasa el máximo tolerable de azúcar añadida en un
20%; y cuando un niño toma una bebida de este tamaño, representa 60% más
del azúcar adicional tolerable en un día”.
Ante esto, la probabilidad de que un niño sea obeso aumenta 60% por cada
refresco que toma al día, al mismo tiempo aumenta la probabilidad de
padecer diabetes y otras enfermedades relacionadas con la diabetes,[2]
pues al ingerir 1 o 2 bebidas a diario se incrementa 25% el riesgo de
padecer diabetes.[3]
La especialista en nutrición de El Poder del Consumidor aclaró: “a esto
hay que sumar que la mayor parte del endulzante de los refrescos no es
azúcar de caña sino jarabe de maíz de alta fructuosa que representa un
daño aún mayor para la obesidad y la diabetes”.
Como consecuencia de falta de políticas públicas frente al alto consumo
de refrescos, la nula intervención para regular sus etiquetados y
publicidad engañosa, los mexicanos “nos hemos convertido en los mayores
consumidores de refrescos en el mundo, con un promedio de 163 litros por
persona al año,[4] y a la vez somos una de las poblaciones con mayores
índices de obesidad y diabetes, presentando una de las tasas de
mortalidad por diabetes más altas a escala internacional”, afirmó Katia
García.
El refresco y la obesidad
En México, el consumo de bebidas azucaradas aporta más del 12% del total
de energía gastada. En el periodo de 1999 a 2006, la energía consumida
proveniente de bebidas altas en energía, en las que el refresco
representa un papel predominante, incrementó más del doble en
adolescentes y se triplicó en los adultos, por lo que la frecuencia en
el consumo de refresco supera a alimentos básicos como leche, huevo,
carne, frutas y verduras.[6]
Diversos estudios revelan la relación entre el consumo de bebidas
azucaradas y el aumento de peso, tanto en niños como en adultos. Además,
la obesidad incrementa el riesgo de desarrollar diabetes, enfermedades
cardiovasculares y síndrome metabólico.[7 al 15]
Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor dijo que se
estima que México tiene el mayor índice de muertes asociadas al consumo
de refrescos con 318 defunciones por millón de adultos. Es decir, la
muerte anual de 22,020 personas, equivalente al 12% de las muertes
ocurridas en el mundo.[16]
Por otra parte, Calvillo mencionó que el costo total de la diabetes en
México pasó de $2,970 millones de pesos en el 2003 a $8,836 millones en
el 2010, un aumento de más de 290% en solamente 7 años.[17]
De ahí –concluyó Calvillo– que los integrantes de la Alianza por la
Salud Alimentaria demandemos la creación de una política integral de
salud alimentaria que incluya la regulación del etiquetado y de la
publicidad de los alimentos y bebidas, así como el acceso a agua potable
gratuita en los espacios públicos, pues el agua es la mejor opción de
hidratación y ayuda al buen funcionamiento de nuestro cuerpo.
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