Los mexicanos no somos solamente los mayores consumidores de refrescos en el mundo, también lo somos de Coca-Cola. El incremento en el consumo de refrescos se relaciona con el aumento del sobrepeso, la obesidad y la diabetes, como lo demuestran una larga lista de estudios científicos.
No es una coincidencia que seamos uno de los países con los mayores índices de sobrepeso y obesidad y, al mismo tiempo, el mayor consumidor de refrescos, con un promedio de más de 160 litros por persona al año. Y el consumo de refrescos no sólo se relaciona con el sobrepeso y la obesidad, también con la desnutrición. En las familias pobres del país, más de la mitad de la población, se gasta más en refrescos que en huevos, frijol o tortillas, de acuerdo al Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
Coca-Cola publicita, en las últimas semanas, que está ofreciendo, a través de un nuevo etiquetado, información al consumidor sobre el contenido de calorías, sodio y azúcar en sus productos, como si se tratará de una labor altruista, cuando es una obligación ofrecer información veraz.
Sin embargo, lo que hace Coca-Cola es mentir en el etiquetado y, como en la mejor estrategia del nacionalismo alemán, para evitar que se sepa que miente, publicitar que lo que dice es verdad: repetir la mentira hasta convertirla en “verdad”.
Tomemos como ejemplo una botella de Coca-Cola de 600 mililitros:
1. En primer lugar, la información que brinda Coca-Cola, como parte de este nuevo etiquetado, es de una porción de 200 mililitros, a pesar de que la botella es de 600 mililitros, como si el consumidor fuera a beber esta botella de manera prorrateada a lo largo de tres días. La realidad es que el consumidor se la beberá en un solo día. Por lo tanto, la información es engañosa y requiere que el consumidor multiplique los contenidos de azúcar y calorías por tres.
2. En el etiquetado de Coca-Cola se “informa” que el porcentaje que presenta de azúcares es del 17% del requerimiento diario y el de calorías del 4%. Al tratarse de azúcares, el porcentaje establecido en azúcares y calorías debería estar relacionado con el consumo máximo tolerable al día de azúcar añadido referido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 200 kilocalorías.
Si se brinda información veraz al consumidor, como lo establece la legislación nacional e internacional, y se ajusta la información de la Coca-Cola a la ración completa de la botella, que se beberá en un día (600 ml), y los porcentajes de azúcar se establecen en relación directa a los máximos tolerables para la OMS, el etiquetado de la Coca-Cola de 600 ml tendría que informar de la siguiente manera:
A. Información como aparece en el envase:
B. Información como debería aparecer en el envase:
* De acuerdo a lo máximo tolerado
(200 calorías) de ingesta de azúcar añadida para un adulto que establece
la Organización Mundial de la Salud.
El ejemplo de la Coca-Cola de 600 mililitros se incorporó, como un ejemplo, en una denuncia contra este etiquetado presentada ante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
Es importante señalar que este tipo de etiquetado fue introducido en México por Coca-Cola y Kellog’s y, posteriormente, adoptado por las empresas agrupadas en ConMéxico. De acuerdo con ConMéxico el objetivo de su etiquetado frontal es “facilitar al consumidor el acceso, entendimiento y uso de la información sobre la composición nutrimental de alimentos y bebidas no alcohólicas”.
Como la industria tabacalera lo hizo durante decenios, la industria de alimentos y bebidas miente y engaña a costa de la salud de la población. Lo anterior puede comprobarse con el etiquetado que Coca-Cola y ConMéxico presentan como un aporte de las empresas para ofrecer al consumidor mejor información.
El Instituto Nacional de Salud Púbica (INSP) analizó este etiquetado evaluando su comprensión por 122 estudiantes de nutrición. Entre sus resultados, destaca: “El tiempo promedio que tardaron los estudiantes en contestar tres preguntas que evaluaban el contenido de energía, azúcares y el número de productos que podían consumir para cumplir con el máximo de azúcares recomendado en el etiquetado frontal GDA fue de 3.34 minutos. Sólo 1.8% respondió correctamente a estas preguntas utilizando 6 minutos”.
El 9 de enero de 2012 presentamos denuncia ante Cofepris contra este etiquetado que viola la NOM-156.
Cofepris no ha dado respuesta alguna a la denuncia, al contrario, esta autoridad permite que se realice publicidad, como la de Coca-Cola, que presenta a este etiquetado como veraz.
ConMéxico y las empresas que han aplicado este etiquetado actúan en la total impunidad: desarrollan su propio etiquetado, engañan al consumidor y violan la ley.
Debemos recordar que uno de los 10 objetivos del Acuerdo Nacional por la Salud Alimentaria (ANSA), la estrategia federal para combatir la obesidad, es el desarrollo de un etiquetado que ofrezca información suficiente para que los consumidores realicen elecciones bien informadas. En los hechos, la autoridad, ante las denuncias, actúa contra el ANSA, sale en defensa de las empresas, en defensa de la Coca-Cola.
En su último informe de gobierno, Felipe Calderón, reconoció que su gobierno no logró disminuir el crecimiento de la mortalidad por diabetes que llegó a un crecimiento anual de 4.1% en 2010 y cobra la vida de alrededor de 70,000 personas cada año. En enero de 2012, desde Davos, Suiza, Felipe Calderón, en un acto público, aplaudió la inversión de mil millones de dólares de Coca-Cola en México.
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