- Conversaciones sobre los kilos pueden favorecer comportamientos de riesgo
- En cambio, charlar de hábitos saludables previene riesgos en adolescentes
En esta época en la que tanto la obesidad como los trastornos de la alimentación afectan a un considerable porcentaje de jóvenes, muchos padres dudan de cómo tratar los temas de alimentación con sus hijos. ¿Puede resultar contraproducente mostrarse excesivamente preocupado? ¿Hacer hincapié en la importancia de la dieta aumenta el riesgo de obsesiones?
Una investigación publicada esta semana en la revista 'JAMA Pediatrics' pretende arrojar un poco de luz en esta nebulosa. Según sus conclusiones, es clave que se hable de alimentación en familia, pero en lugar de centrar en los kilos, la conversación debe versar sobre la importancia mantener unos hábitos adecuados.
"Las conversaciones paternas que se centran en el peso o el tamaño se asocian con un mayor riesgo de que los adolescentes tengan trastornos alimentarios, mientras que las conversaciones que versan sobre una alimentación saludable resultan protectoras en este sentido", señalan en la revista médica los autores de este trabajo, investigadores de la Universidad de Minneapolis (EEUU).
Después de analizar las rutinas y los temas de conversación de una muestra que comprendía a 3.528 progenitories y 2348 adolescentes, estos científicos llegaron a la conclusión de que, dependiendo del abordaje del tema, las charlas podían resultar "tanto protectoras como dañinas"<.
"Nuestros datos sugieren que los padres deberían evitar centrarse en el peso o la necesidad de adelgazar y, en cambio, dirigir sus conversaciones hacia una alimentación saludable" sin hacer referencia a los kilos, señalan los autores, quienes subrayan que esto es especialmente importante en el caso de que los hijos tengan problemas de sobrepeso u obesidad.
Otro dato que los científicos enfatizan es la importancia que parece tener la voz del padre en estos temas. Según sus datos, los adolescentes con un progenitor que solía hacer comentarios sobre su peso tenían más riesgo de llevar a cabo comportamientos de riesgo. "En este sentido, podría ser importante educar a los padres para que eviten cualquier forma de conversación relacionada con el peso cuando hablen con sus hijos", añaden.
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